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miércoles, 5 de enero de 2011

Buitres y cámaras, una experiencia única

Durante la primavera del año pasado tuve la oportunidad de participar en varias carroñadas. Algunas sin éxito pero otras tremendamente productivas.
Gracias a la colaboración de la gente del campo localizamos emplazamientos adecuados para alimentar buitres y preparamos el escenario para cuando se produjera la ocasión de contar con la materia prima: un cadáver lo suficientemente atractivo para atraer a buitres leonados y negros.


El emplazamiento elegido en esta ocasión, en zona de dehesas, limita la aparición de otras aves carroñeras como el alimoche o incluso el águila real, que puede acudir a este tipo de alimentos, pero facilita la aparición de milanos, córvidos, etc.
Cada carroñada es una experiencia única e irrepetible por la magia de la concentración de un grupo de animales que interactúan en condiciones de supervivencia que recuerdan a lo que ocurre aún hoy en día en África. La pelea por los recursos alimenticios es un momento único para gozar de estas especies y por supuesto fotografiarlas.



El cúmulo de individuos y el tremendo dinamismo del momento hacen que algo que parece fácil es en realidad francamente difícil. Los encuadres, mediciones de luz, estar atento a cada pelea o a las más importantes,.... son los retos de este tipo de fotografía. Además hay que añadir que los buitres son poco madrugadores y tardan en llegar con lo que ya estamos cansados cuando llegan y más de una vez nuestro cerebro nos ha dado la orden de tirar la toalla y volver a casa. 



Pese a ello aguantamos y al final la naturaleza nos recompensa con una hora o más en compañía de estas grandes aves rapaces.
Nunca he tenido la fortuna de conseguir imágenes de carroñadas con el sol naciente por lo que muchas de las imágenes se desperdician por las condiciones de luz tan duras que se dan a mediodía. La instalación del emplazamiento es fundamental para conseguir las tomas con las mejores condiciones de luz posibles.




Respecto de las lentes es a la vez lo más fácil y lo más difícil. Un grupo de buitres desesperados por comer no reparará en nuestro hide si este ha sido montado aprovechando algún tronco de árbol o la sombra de una roca o arbusto. Por este motivo podemos tenerlos relativamente cerca lo que unido a su tamaño, permite que no necesitemos invertir en un teleobjetivo potente. La luz de mediodía favorece también que el objetivo no sea especialmente luminoso, pero el verdadero problema es la gran cantidad de tomas o momentos fotográficos con los que nos vamos a encontrar. Desde primeros planos y detalles a tomas de grupo e individuos en vuelo y otros aislados. Lo ideal entonces es un zoom del orden del 100-400 mm de Canon o 80-400 mm de Nikon. Las lentes estabilizadas pueden ser necesarias en algún momento pero no imprescindibles ya que dependeremos totalmente de nuestro trípode. Uno sólido y seguro y si es posible con rótula tipo Wimberley es la mejor opción para nuestro trabajo. En su defecto una rótula de bola será suficiente pero nos obligará a mantener nuestros brazos en tensión constante con el consiguiente cansancio.




Las fotos que aquí os muestro forman parte de un periodo de prueba en el que disfruté usando una cámara Nikon D300s. Soy usuario habitual de Canon desde que abandoné y vendí mi querida Nikon F5 a causa de las lentes estabilizadas y la aparición del 100-400 mm de Canon.
En la actualidad los tiempos han cambiado mucho y Nikon cuenta con un arsenal de lentes estabilizadas y aunque su 80-400 mm. no tiene motor y es peor ópticamente que el 100-400 de Canon, Nikon cuenta con la joya, en mi opinión, del 200-400 mm. VR f4. Desconozco por qué Canon no fabrica este objetivo pero sería un superventas como lo es en el ámbito de los usuarios de Nikon.





Este objetivo, que es el usé para estas imágenes, y la D300s son una combinación excepcional para un fotógrafo de naturaleza. Quedé francamente impresionado con el autofoco, del que Canon tiene mucho que aprender a día de hoy. Ni siquiera la EOS 1D Mark IV llega la nivel de la D300s, la cuarta hasta ahora en el ranking de las cámaras de Nikon. Por supuesto, la Nikon D3s que también probé, gracias a mi compañero y amigo Gaspar Domínguez, es aún mejor que la D300s.





Lo que no me gustó de Nikon es la interpretación del color que hace y la falta de software gratuito de calidad. Es verdad que se puede probar el Capture NX, ahora en la versión 2.2.6 pero, a diferencia de Nikon, Canon ofrece con sus cámaras el estupendo Digital Photo Profesional que poco a poco ha ido aportando mejoras y hoy en día lo considero como el mejor procesador de imágenes para las tomas realizadas con cámaras Canon.
Con Nikon podemos probar por supuesto, además del Capture NX, Adobe Photoshop en versión CS4 o CS5, Aperture si usamos ordenadores Apple, Adobe Lightroom, Capture One Pro 6 o Dxo, entre otros.




Lo carísimo del software dificulta tomar decisiones pero tras lo que he probado y usado y lo que he visto en la red me decanto para Nikon por el Capture One que consigue una tremenda calidad de las imágenes NEF Nikon, aunque con un trabajo más complejo que lo que podemos realizar con el DPP de Canon. Algo obvio y que todos conocemos es que el DPP o el Capture NX sólo procesan y visualizan las imágenes de su propia marca por lo que si usamos varias marcas de cámaras tenemos el problema de acceder a un software común a ambas o tenemos que instalar los software que facilita o vende cada fabricante.





Estas casas independientes de software pueden procesar cualquier marca y modelo de cámara con las debidas y periódicas actualizaciones.
El software de Nikon es lento (yo he probado la versión 2.2.4) , con una curva de aprendizaje muy grande y complejo de manejar, lo que hace que solo se recurra a él para conseguir determinados resultados que los otros programas no consiguen.






Volviendo a las cámaras, Nikon ha hecho sus deberes y aunque tiene un gran vacío entre los 12 y los 24 mpx que en la actualidad ha empezado a ocupar con cámaras del rango aficionado (D3100 y D7000) pero no en profesionales, es ahora mismo la mejor opción pues la marca japonesa fabrica cámaras de gran calidad y resistencia. Sus puntos fuertes son el sensor y la calidad de su autofoco, además de la calidad mecánica y las facilidades que incluye en las cámaras como el nivel electrónico (ahora Canon también lo incorpora) o su conexión, previo pago, a un gps para georeferenciar las tomas realizadas de forma automática.





A Nikon, sin embargo, le faltan objetivos estabilizados como el 300 mm f4, o con motor como el mencionado 80-400 mm o un 400mm f5,6, del que Canon cuenta pero hace años que no actualiza al no tener competencia. Pero Nikon es puntero en cuanto a lentes gran angulares y sobre todo por la calidad de los sensores que monta en sus cámaras a los que consigue sacar el máximo partido.
Canon, en cambio, ha perdido su reinado entrando en la carrera de los megapíxeles, cosa innecesaria para la mayoría de los fotógrafos. Una cámara con 14 a 16 mpx es capaz de conseguir, sin pérdida de calidad, ampliaciones de gran tamaño, incluso para una pared de una vivienda o eventos tan importantes como INTUR o FITUR.



Por otra parte, el aumento de megapíxeles lleva aparejado otros problemas de muy difícil solución, si no imposible, como la difracción y la trepidación además de encarecer nuestro equipo informático por la necesidad de más almacenamiento, más memoria y ordenadores más potentes.


Todas estas reflexiones, centradas en el ámbito tecnológico, surgen de mi experiencia con estos buitres pero la auténtica vivencia de una carroñada está al margen de las herramientas.  Hoy en día contamos con fantásticas cámaras impensables hace tan sólo 10 años por lo que no tenemos disculpa para salir y conseguir buenas imágenes.
Quedan grabados en mis sentidos los graznidos de los buitres, sus violentas peleas, el tremendo olor mezcla de la carroña muerta y el que traen y airean con sus aleteos las propias aves, el polvo que levantan,...
Lo dicho, una experiencia única que una vez que se acaba ya estás deseando repetir.

© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

Todas las imágenes D300s con empuñadura, 200-400mm. f4 VR, trípode Gitzo 1227 y rótula Wimberley. Hide.

Por fin toqué a la zorra

Aquel día marcó un antes y un después en mi vida personal. Me encaminaba como cada jornada a mi destino fotográfico pensando en nuevas toma...