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jueves, 7 de marzo de 2013

A vueltas con los trípodes

Creo que a estas alturas todos sabemos que el trípode es algo fundamental para cualquier trabajo fotográfico que requiera grandes ampliaciones. No así para publicar en web donde al reducirse la imagen puede pasar desapercibido cierto grado de trepidación o cualquier pequeño defecto en la fotografía.
También puede que el trípode pase a segundo plano gracias a las mejores prestaciones de las cámaras en altos ISO pero pese a que podemos hacer grandes y buenas fotos a altos ISO también sabemos que el sensor de la cámara va perdiendo calidad a medida que subimos el ISO. Por este motivo nunca está de más, y especialmente si trabajamos haciendo paisajes, macro o fauna, llevar un trípode con nostros para aquellas fotos que pensamos que van a tener mayor impacto o que queremos ampliar más.


Desde hace más de veinte años llevo usando trípodes Gitzo intercalados con algún Manfrotto y tengo que reconocer que tengo diez trípodes o soportes de fotografía.
Si diez!!, de ellos tres son exclusivamente soportes para flashes de estudio, de marca Manfrotto, pero los otros siete son trípodes de campo y en su mayoría Gitzo, en concreto cuatro son Gitzo, un Manfrotto y dos de marca desconocida.

Uno de estos dos últimos es el primero que tuve a principios de los años 80, cuando empezaba en esto de la fotografía y que aún me sirve para sujetar la barrera o algún flash esclavo pese a los múltiples golpes y daños colaterales que ha sufrido.

Otro de los trípodes que compré, no profesionales, lo tuve que hacer por obligación pues en un viaje precipitado a Fuerteventura me encontré sin mi trípode al llegar a la isla, con lo que tuve que apañarmelas como pude con uno que adquirí en una tienda de fotografía de la península de Jandía. 



Desde entonces hasta los atentados de las Torres Gemelas los trípodes siempre iban conmigo en el avión pero tras las restricciones de los vuelos he tenido que volver a guardarlos en la maleta con el riesgo que ello supone de no poder disponer de ellos en el destino si se pierde el equipaje.

Bogen 3027
Pero volviendo al tema de los trípodes, el primero profesional que pillé en un viaje a Nueva York fue un pesadísimo trípode de aluminio, el Gitzo Studex 320, lo mejor de lo mejor en el año 1990. Había leido en un libro del fotógrafo Jhon Shaw que este era uno de los mejores trípodes y no dude un momento en hacerme con él. Este trípode me acompañó durante cerca de ocho años en mis correrías por el monte y llegó a ser un compañero tan inseparable que adquirí un poncho impermeable con el objeto de dormir bajo sus patas extendiendo el poncho a modo de tienda de dos aguas. Recuerdo alguna noche dormir en las Hoces del río Duratón y en las Batuecas bajo una intensa lluvia y la combinación poncho trípode me permitió salir más o menos airoso.
Una de las primeras modificaciones que le hice fue la de acortar la columna central para reducir su peso y lo que es más importante, poder colocar la cámara más cerca del suelo y poder realizar en mejores condiciones la fotografía macro. De nuevo esta recomendación la saque de los libros y fotografías del americano Jhon Shaw, una referencia para mi en fotografía de paisaje y macro. Sus platos eran hexagonales y muy molestos cuando trabajabas en fotos verticales.

También lo usé como perchero en mis primeros años en Barcelona, cuando estaba empezando y no tenía ni un duro. Tan grande era su resistencia que no sólo aguantaba mi ropa y la de mi compañera sino que también lo usaba en el campo para hacerme camino entre la maraña de jaras, brezos y zarzas. Lo equipé con otra cabeza pesadísima, la Bogen 3027, de platos hexagonales, exageradamente grandes y pesados además de molestos en su manejo.




Manfrotto 168
Pero su peso, con el paso del tiempo y la edad, llegó a ser insoportable y acabé comprando para los viajes largos y las marchas un Manfrotto 190 que durante algunos años y pese a sus limitaciones fue mi trípode de batalla. Este era el trípode más ligero de Manfrotto y era capaz de soportar las, por entonces, pesadas lentes de Nikon y Canon. A este le instalé una rótula de Manfrotto también con platos hexagonales. El modelo 168, una rótula humilde pero eficaz.



Por aquella época empezaba a oírse en España que existía una rótula de grandes prestaciones aunque un tanto impredecible, pues a veces se bloqueaba, pero que era lo mejor de lo mejor. Estoy hablando de la Arca Swiss y un grupo de amigos encabezado por Fernando Bandín y Oriol Alamany decidimos hacer una importación masiva pues no se podía adquirir en España y por supuesto Internet y Ebay o Amazon eran desconocidos por completo en aquella época.


Arca Swiss B1
Nos hicimos cada uno de nosotros con una de estas rótulas, modelo B1, al "módico" precio, finales de los noventa, de 60.000 ptas, o lo que es lo mismo 360 Euros. Esta rótula pronto se impuso pese a la cantidad de problemas que da al bloquearse obligando a hacer trabajos de reparación in situ.  Creo que el sistema Arca ha dominado el mercado gracias a sus platos de gran agarre y tamaño mínimo, ligeros y bien acabados, no tanto por el éxito de sus rótulas aunque ahora existen modelos carentes de estos problemas pero la competencia ahora es atroz, a diferencia del año 2000.


Gitzo 1227
Aquella rótula tan distinguida no podía ir en un humilde Manfrotto 190 y adquirí en Fotocasión el Gitzo 1227, mi primer Gitzo de carbono, tras compararlo exhaustivamente con el Manfrotto, que amablemente me dejaron probar en Fotocasión, también de carbono y comprobar que el Gitzo, aunque más caro era mucho más estable y resistente.




Markins M20
Este Gitzo hasta hace pocos años ha sido el mejor de mis trípodes pues suponía una solución de compromiso entre peso y eficacia. Con un peso contenido podía desplazarme sin cansancio por el campo y podía sustentar junto con la B1 un pesado EF 500mm  f/4 de Canon que adquirí también en aquellos años. Finalmente me vi obligado a adquirir una rótula nueva pues la B1 daba más problemas que ventajas y opté por la Markins M20 que recomiendan en nikonians.org y la verdad es que supuso un alivio pues sus 500 gramos de peso son capaces de gestionar sin problemas cualquier lente hasta un 600mm.

Pero con el paso del tiempo  el Gitzo 1227 se fue deteriorando y la gota que colmó el vaso fue su extravío en Africa, pese a que lo recuperé seis meses mas tarde, gracias a la intervención dos buenos amigos, Alberto Hernández y Carmen Gestoso, que removieron lo irremovible para localizarlo y que me llegara sano y salvo hasta mi casa en España.


Gitzo GT3530
Durante estos seis meses tuve que adquirir, en Fotocasión, un trípode nuevo y opté por otro Gitzo de carbono pero más pesado, el GT3530 de la serie Sistematic. Se caracteriza por la ausencia de columna central con lo que todo el peso de la cámara y el objetivo descansa sobre la estructura del trípode eliminando vibraciones indesadas. Esto reduce un poco su altura. Una de sus ventajas es el nuevo sistema de cierre de sus patas muy rápido, a diferencia del sistema de rosca del Gitzo Studex 320 y del Gitzo 1227.

Además tuve que adquirir una rótula nueva pues aunque había sustituido la Arca Swiss B1, que resultó no ser tan buena como prometía, por la Markins M20, excelente y ligera, esta se quedó en Africa también ampliando sus vacaciones atornillada al trípode. Es como si mi trípode y rótula no quisieran abandonar este continente mágico.


RRS BH55
En relación con la rótula opté por el modelo de Really Right Stuff BH-55 con cabezal panorámico que es muy pesado pero excepcional para la realización de cualquier tipo de trabajo incluidas las fotos panorámicas horizontales y las arquitectónicas con objetivos descentrables.
Me llegó directo de EEUU con la correspondiente receta de aduanas que te quita las ganas de volver a comprar en aquel país.

La combinación del Gitzo 3530 y la BH-55 me ha permitido trabajar con la seguridad y tranquilidad de que ni el viento, ni la fuerza del agua podrían afectar a mis fotos, pero de nuevo supera con creces el peso que estoy dispuesto a soportar durante largas caminatas pese a que la mayor parte de las veces mi mujer y compañera Elena o mi amigo Jesús Herminio lo han transportado, haciéndome un gran favor por la comodidad de llevar yo en exclusiva el equipo fotográfico.

La edad no perdona y aunque es un trípode de carbono es muy, muy estable y por lo tanto bastante pesado. Excepcional para el trabajo tranquilo cerca del vehículo o en pequeñas marchas o dentro del hide acompañado de una wimberley 200 para el teleobjetivo.

Finalmente llegó a España de sus vacaciones mi Gitzo 1227 y la Markins pero el trípode está pendiente de una revisión en profundidad para reparalo.


Así, el año pasado tuve que adquirir, también en Fotocasión, mi último tripode el Gitzo 1542t. Me acerqué dos veces a Madrid pues la primera vez que lo probé no quedé convencido de su resistencia pues después de usar el GT3530 este me pareció un trípode de juguete.

Gitzo GT1542t
Finalmente di el paso y lo compré y la verdad es que no puedo estar más contento con esta adquisición.
Su peso ronda el kilo pero al agarrarlo da la sensación de ser una pluma en la mano. Evidentemente tiene limitaciones y aunque en sus especificaciones técnicas indica que soporta hasta ocho kilos, con lo que una combinación de cámara y teleobjetivo de 500mm podría ser usada,  creo que sólo debe usarse con esta combinación en situaciones límite.
Lo adecuado, para mi gusto, se sitúa en torno a los cuatro kilos de peso. es decir un 70-200 f2,8 o un 300 f4, o 100-400.

Con este trípode la técnica ha de ser incluso más pulcra y hemos de actuar con más atención para evitar cualquier vibración pues el reducido diámetro de sus patas hacen que le afecten en mayor medida el viento, el cable del disparador bailando en el aire o la propia correa de la cámara tambien suelta y oscilando mientras se hace la foto. Esto último lo he podido comprobar haciendo fotos en interiores y contrastando su nitidez.

Con este trípode lo imprescindible es usar la menor altura posible, tener la cámara centrada en la rótula para lo que de nuevo es un buen accesorio un plato de cámara en forma de L para las fotos verticales, y reducir las vibraciones al máximo levantando el espejo y esperando unos segundos a hacer la foto evidentemente evitando que las correas, los disparadores o viento induzcan vibraciones en la imagen. Incluso si estamos en interiores o en sustrato arenoso, o en puentes o pasarelas de madera, evitar movernos para que nuestras pisadas no afecten a la realización de la foto.

Sunway Foto FB-36
Un trípode tan ligero se merecía una nueva rótula ligera y precisa y aunque la Markins M20 sigue funcionando perfectamente encontré en Fotoboom las Sunway Foto, que había visto usar a algún fotografo americano. 

Aunque también se venden en Ebay el precio de Fotoboom es altamente competitivo y además con factura para desgravar.

El modelo que adquirí en principio fue el FB-28 pero al llegar, y pese a que las especificaciones técnicas indican que soporta hasta ocho kilogramos, me pareció tremendamente inestable y más adecuado para una cámara compacta que para un reflex. 
Una vez sustituida por la FB-36 el modelo superior y de apenas 300 gramos la combinación entre trípode y rótula ha salido redonda.
Un conjunto que pesa tan solo 1308 gramos y con unas dimensiones limitadísmas pero altamente funcional cuando se trata de realizar marchas largas o incluso alguna sesión corta con teleobjetivo.
Con la edad cualquier peso añadido al equipo se ha de meditar en profundidad pero lo que es incuestionable es que para un fotógrafo de paisaje, macro o arquitectura un trípode es un accesorio que no se puede eludir. En el caso de la fotografía de fauna y aunque con los estabilizadores, los nuevos y ligeros teleobjetivos de Canon y los altos ISO, se ha ganado en portabilidad, sigue siendo también un buen compañero de fatigas, más aún si realizamos la mayor parte de las fotos desde un hide.


© Imágenes Naturales - Francisco M. Martín

domingo, 20 de febrero de 2011

Después de la cámara....... el trípode

Rinocerontes negros acudiendo al bebedero al anochecer. Etosha National Park. Nambia
Canon Eos 5dII y Canon EF 100-400 f4,5-5,6 L IS
Trípode Gitzo Mountanieer 1227 y rótula de bola Markins Q20

Durante los últimos días he charlado varias veces con un compañero fotógrafo acerca del uso y elección del trípode pues está pensando en comprar uno y me ha pedido mi opinión.
Voy a exponer en el blog las pequeñas reflexiones a que hemos llegado.
 Después de las lentes y la cámara considero que un buen trípode es la última pieza necesaria para conseguir buenas fotografías o al menos para no tener que echar la culpa a la falta de medios técnicos como la causante de los malos resultados.
Este artilugio es uno de los más odiados debido a su peso y volumen, más ahora que tenemos lentes y cámaras con estabilizador incorporado. Pero el hecho de que dispongamos de medios técnicos para evitar la trepidación no quiere decir que no tengamos la necesidad de un buen trípode.
De hecho el cada vez más generalizado uso del trípode consiguió una mejora sustancial en la calidad de la fotografía. Si renegamos de su uso estaremos limitando nuestro horario fotográfico a aquellos momentos del día en que la luz es elevada, que suelen coincidir con el mediodía cuando las fotos quedan peor. El trípode nos permite aumentar al 100 por 100 el horario de nuestra fotografía, reducir el ruido digital al disminuir el iso elegido y además nos permite poner en práctica una gran cantidad de técnicas fotográficas que de otra forma serían imposibles. Por ejemplo el HDR, los timelapses, la fotografía macro de calidad, conseguir efectos de movimiento en agua, vegetación, sujetos que se desplazan y  en días nublados, para conseguir la máxima profundidad de campo sin aumentar el ISO y por lo tanto manteniendo al máximo la calidad de los resultados con nuestro sensor digital....

San Saturio y río Duero en Soria al anochecer
Canon Eos 5d y Canon EF 24-105 f4 L IS
Trípode Gitzo Mountanieer 1227 y rótula de bola Markins Q20

Muchas veces sin embargo, renunciamos a su uso por la comodidad de disparar a mano y con el estabilizador. Nos llegamos a decir que tenemos buen pulso, que el estabilizador hará el trabajo del trípode.... pero si comparamos dos imágenes realizadas una con trípode y otra sin él, podremos observar en la segunda ligeras trepidaciones y pérdida de calidad  que sólo será notable a grandes ampliaciones, no para uso en la web, pero esta reducción en la nitidez  equivale a trabajar con cámaras que tuvieran menos megapíxeles  de los que realmente tienen ya que no podremos someter nuestras fotos a grandes ampliaciones o quizá ejecutar algún recorte para enderezar la imagen o mejorar el encuadre.

Con el uso de teleobjetivos por otra parte es impensable, salvo raras ocasiones, trabajar sin trípode y de hecho existen gran cantidad de accesorios específicos adecuados para que nuestro teleobjetivo descanse sobre el trípode. El peso de los teleobjetivos y su poder de ampliación  los hacen candidatos excelentes al uso del trípode pues aunque podemos soportar durante parte de una sesión el uso del teleobjetivo a mano acabaremos mucho más cansados y por ende con peores resultados que si nos hubiéramos desplazado con el trípode.
Por otra parte el trípode aporta una singular característica a la fotografía que es el hecho de hacernos reflexionar más aún si cabe, sobre la composición, con lo que nos permite mejorar nuestras tomas o al menos tener clara la elección del lugar, altura, encuadre...., pues ubicar la cámara y el trípode lleva cierto tiempo.


Paso de Despeñaperros. Jaén
Canon Eos 40d y Canon EF 70-200 f4 L IS
Trípode Gitzo Mountanieer 1227 y rótula de bola Arca Swiss B1

A la hora de enfrentarnos a que trípode comprar debemos sopesar qué necesitamos y las características básicas de un buen trípode entre ellas la primera es la estabilidad, que antes estaba relacionada íntimamente con el peso. Sin embargo con la introducción de trípodes de carbono y basalto el peso ha dejado de ser el problema de los trípodes pasando a ser el volumen durante su transporte, algo inevitable si queremos disparar nuestra cámara con cierta flexibilidad.
El trípode tiene por misión reducir las vibraciones, tanto las climatológicas como las producidas durante la realización de la fotografía por nosotros y por la cámara, además de permitirnos nuevos horizontes creativos tal y como he comentado más arriba. Estas vibraciones pueden ser absorbidas por el propio trípode si la velocidad de obturación elegida es un poco elevada o podemos ayudar a reducirlas por medio del levantamiento de espejo y el uso de un cable disparador. Estos dos mecanismos son fundamentales en la disciplina de fotografía de paisaje si queremos usar diafragmas cerrados e ISOs bajos.
Para reducir las vibraciones producidas por el viento no nos quedará más remedio que añadir más peso, si podemos, al trípode. Para ello los trípodes profesionales cuentan con un pequeño gancho debajo de la columna o zona central entre las tres patas de donde podemos colgar diversos bultos, principalmente nuestra misma mochila fotográfica.


Aerogeneradores en La Muela. Zaragoza
Canon Eos 5d y Canon EF 24-105 f4 L IS
Tripode Gitzo 1531 y rótula de bola BH-55 RRS

En su afán por reducir el tamaño de los trípodes cuando están plegados los fabricantes los hacen con patas en las que se integran hasta cinco secciones. Esto hace que plegados apenas ocupen pero cuando estamos fotografiando puede ser necesario, dado el pequeño tamaño de las patas, desplegar la totalidad de la longitud por lo que estaremos perdiendo estabilidad pues descansamos todo el peso de nuestro equipo en una patas con una sección de diámetro muy reducida.
Una buena solución de compromiso son los trípodes de 3 secciones y si disponemos o elegimos comprar uno con más secciones hemos de intentar usarlo sólo en casos extremos con la totalidad de la longitud de las patas desplegada.
Otras características de los trípodes profesionales y que han pasado a ser una necesidad en la fotografía de naturaleza es que las patas sean independientes, no estén conectadas entre si, y que tengan un amplio rango de movimientos para adaptarse a las irregularidades del terreno.
Esta amplitud de movimientos facilita tanto colocarlo en laderas escarpadas como hacer macro con cierta comodidad al conseguir bajar el trípode a una altura muy cercana al nivel del suelo. Una solución es invertir la columna central con lo que también la cámara se coloca boca abajo, una situación compleja para maniobrar y que puede provocar sombras sobre el sujeto a fotografiar. Otros trípodes disponen de un columna que puede ser articulada de forma horizontal pero esto reduce la estabilidad del conjunto cuando trabajamos con teleobjetivos.
Otros modelos de trípode carecen de columna central descansando el cabezal, del que hablaremos en otra entrada de este blog, directamente sobre la unión de las tres patas. Esta opción añade estabilidad pero hace a las patas más difíciles de manejar especialmente en trípodes donde las patas se articulan ampliamente. Puede ocurrir que al plegar el trípode se giren las patas hacia el interior dificultando el manejo del aparato.

Panorámica de Jaén con su Castillo al fondo.
Canon Eos 5d y Canon EF 70-200 f4 L IS
Tripode Gitzo 1531 y rótula de bola BH-55 RRS

Entre las marcas más conocidas de fabricantes de trípodes encontramos a Gitzo, Manfrotto, Cullman, Giotto, Really Right Stuff, Slik, Benbo, Benro, Bilora o Velbon pero sin duda son Gitzo y Manfrotto los más vendidos y los de mejor calidad con la irrupción de los americanos RRS de gran calidad y elevado precio.
Gitzo y Manfrotto pertenecen al mismo grupo empresarial pero con dos líneas de producción marcadamente distintas siendo Gitzo el que alcanza mayores niveles de calidad, resistencia, peso reducción y fiabilidad de resultados fotográficos. Esto no quiere decir que Manfrotto sea malo, simplemente es una segunda línea de producción. Hasta hace poco eran dos empresas pero tras la fusión de ambas mantienen su producción de forma casi independiente. Otros trípodes construidos en madera prácticamente están reducidos al mercado americano y para usos muy específicos aunque también pueden utilizarse para la fotografía.
Gitzo y Manfrotto son marcas europeas, la primera francesa y la última italiana. Manfrotto conocido también como Bogen, especialmente en el mercado americano, goza de una amplia gama de productos y soluciones prácticamente para cualquier necesidad (hasta fotografía publicitaria y de interiores) estando Gitzo más centrado en aparatos para uso en exteriores.
De la gama manfrotto hay que destacar como los mejores el 055 en sus versiones de carbono y aluminio este ultimo con un peso que supera los 2kgr por lo que sólo es aptos para pequeños transportes. También su hermano pequeño el 190. Los modelos se dividen también entre patas con tres y cuatro secciones y columnas que facilitan la colocación horizontal o aquellas que sólo se utilizan de forma vertical a las que también se le puede conectar la cámara de forma invertida, tal y como ya he comentado.

Rincón Nocturno en Ubeda. Jaén.
Canon Eos 5d y Canon 24mm TSE f3,5 L
Tripode Gitzo 1531 y rótula de bola BH-55 RRS

De los trípodes Gitzo hay una variedad mucho mayor y es fácil perderse entre tanta característica.
Para empezar hay que entender la filosofía de cada serie. Entre las más interesantes para uso en naturaleza se encuentran la Mountanieer, Traveler, Basalt, Explorer y Systematic. Mountanieer es la serie clásica o más antigua pero que se sigue actualizando. Construida en carbono cuenta con columna central a diferencia de la Systematic en la que se incluyen los trípodes más resistentes y estables entre los fabricados por Gitzo. Dentro de la gama Traveler podemos encontrar trípodes muy ligeros y con dimensiones contenidas, perfectos para desplazamientos en avión o por el mismo monte cargando la mochila. Para reducir su tamaño se puede colocar la cabeza entre las patas con lo que el trípode plegado se acorta otros 8 o 10 centímetros, siempre hablando de cabezas de diámetro adecuado o de las que fabrica Gitzo. Lamentablemente este fabricante no hace casi cabezales para el estándar de platos Arca tan usado en fotografía. Explorer es la gama de Gitzo preparada para trabajos macro o en condiciones más complicadas gracias a la posibilidad de colocar la columna central descentrada del eje vertical del trípode y finalmente encontramos los de aluminio  y basalto cada uno con características extremas. Los primeros más pesados pero más baratos y los de basalto que se caracterizan por su resistencia y ligereza pero con un coste económico algo más elevado.

Paorámica Nocturna de Sobradillo. Salamanca
Canon Eos 5d y Canon EF 100-400 f4,5-5,6 L IS
Trípode Gitzo Mountanieer 1227 y rótula de bola Arca Swiss B1

A la hora de comprar un trípode hemos de diferenciar el uso que le vamos a dar. Si mayoritariamente vamos a utilizarlo con un teleobjetivo nos tenemos que ir como mínimo a la serie 3 y superiores de los sistematic, por ejemplo 3531 pero si buscamos algo ligero que nos permita desplazarnos por terrenos escarpados, quizá los mejores son los Traveler y entre ellos el 1541T.
Una solución de compromiso entre libertad de movimientos y fiabilidad es el Mountaineer GT2542L con un peso muy contenido y que admite combinación de cámara y teleobjetivo hasta 300mm y probablemente aceptará con mayor riesgo de trepidación una combinación con el 500mm pesando sólo un kilo cuatrocientos treinta gramos.
Finalmente no conviene olvidar que para usar un trípode hay que seguir unas normas básicas. La primera tener claro lo que vamos a fotografiar ya que el manejo de trípode es laborioso y más en el campo en situaciones de frío o cuando está sujeto a la mochila de fotografía.
Como segunda norma básica hay que insistir en la colocación de las patas dejando espacio para estar nosotros próximos a la cámara, para ello hay que situar una de las patas hacia el sujeto que vamos a fotografiar.

Jirafas acudiendo a bebedero en Etosha National Park. Namibia.
Canon Eos 5dII y Canon EF 100-400 f4,5-5,6 L IS
Trípode Gitzo Mountanieer 1227 y rótula de bola Markins Q20

En el caso de los trípodes con columna estos deben estar bien nivelados pues ya de por si la columna levantada disminuye la estabilidad del trípode y más aún si esta se encuentra ligeramente inclinada. No sería la primera vez que se me cae la cámara con el trípode en momentos de mucho viento. Afortunadamente lo que se dañó fue el filtro polarizador y otras veces cayó en la misma playa afortunadamente.
Hay que evitar usar la columna central y si la usamos, podemos colgar algo pesado debajo de esta pero que no se balanceé con el viento, para añadir estabilidad al conjunto.
Si es posible hay que trabajar con la menor cantidad de altura posible para aumentar la estabilidad y poder trabajar más rápido ya que es verdaderamente engorroso ir con un compañero que abre las patas del trípode hace una foto, las cierra y al poco rato vuelve a repetir la operación. Si abrimos las patas hasta la altura necesaria no sólo conseguiremos estabilidad sino también rapidez de manejo. Por supuesto usar la patas más gruesas y no las del extremo inferior que son menos estables.
Otra opción poco aconsejable es llevar la cámara montada en el trípode y desplazarnos por el monte así. Con esto sólo podemos conseguir aumentar la suciedad del ocular y hasta del sensor cuando no rozar los objetivos y la misma cámara o que se nos pueda aflojar del cabezal y caerse.
No debemos olvidar que el trípode no va a eliminar las vibraciones que generemos con nuestro dedo al disparar. Es necesario, especialmente con velocidades lentas, levantar previamente el espejo y utilizar un cable disparador o como poco el temporizador de la cámara.
Si nuestro objetivo tiene estabilizador comprobar si es compatible con el uso de trípode aunque en todo caso no será necesario el estabilizador si utilizamos el trípode y un cable disparador.


© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales





sábado, 25 de diciembre de 2010

Fotógrafos de la Naturaleza 2011, sus herramientas

Como cada año por estas fechas sale a la luz el libro recopilación del conocido concurso Wildlife Photographer of the Year. (Fotógrafos de la Naturaleza 2011)
Desde hace dos o tres años podemos disfrutar además de su edición en castellano con lo que no hay disculpa para comprarlo.
El libro es un compendio de las mejores fotografías que se han presentado a este concurso internacional cuya promotora inicial fue la prestigiosa cadena pública británica BBC. En la actualidad y con los tiempos económicos que nos tocan vivir donde lo público pierde desgraciadamente protagonismo han entrado otros mecenas en el concurso pero hay que decir que la esencia del mismo sigue intacta.
El objetivo es mostrar al gran público las mejores imágenes que los fotógrafos de naturaleza han sabido crear en los últimos doce meses. En realidad se pueden presentar obras de los últimos años pero ya es habitual que los fotógrafos ofrezcan lo mejor de su trabajo anual.
Hay varias categorías a premiar y junto con los ganadores , se publican las fotos finalistas y aquellas otras altamente recomendadas. Como pie de cada imagen el fotógrafo hace una descripción sucinta de las circunstancias de la toma y el material fotográfico empleado.
Entre las bases del concurso destaca una que exige que las fotos sean realizadas con animales salvajes y en condiciones de libertad.
Todos recordamos que el año pasado fue premiado un fotógrafo español al que después se le retiró el premio pues no habían quedado claras las condiciones en las que se había realizado la fotografía premiada.
Este año, sin embargo, estamos de enhorabuena pues hay varios fotógrafos españoles entre los premiados aunque el premio absoluto se lo ha llevado el conocido Bence Máté originario de Hungría aunque desarrolla su trabajo en varios continentes.
Entre los españoles tenemos a Daniel Beltrá, Jordi Busqué,  Jordi Chias,  Oscar Diez, Juan Jesús González y Francisco Mingorance que muestra una variada colección de imágenes centradas en paisajes andaluces y canarios.
Otra lectura que podemos hacer de este libro es la evolución de las cámaras, marca, modelo y en especial los objetivos más usados en esta disciplina fotográfica.
La eterna rivalidad entre Canon y Nikon sigue vigente y parece que este año le toca ganar a Nikon gracias a los avances en sus sensores y sobretodo su autofocus y la actualización de sus lentes. Del total de fotos publicadas setenta corresponden a cámaras Nikon, cuarenta y cuatro a cámaras Canon y una sola a la marca Toyo Field centrada en el gran formato de 9 por 12.
No aparecen representadas ni Pentax, ni Sony, ni Olympus. El reinado de Nikon y Canon es absoluto entre aquellos que se dedican de manera seria a la fotografía de naturaleza y parece que Nikon se aúpa en la categoría suprema gracias a los avances mencionados y a los fallos o desajustes de las cámaras de Canon y la falta de respuesta ante lentes tan populares como el Nikon 200-400mm f4 VR.
Otra lectura curiosa de esta rivalidad es que los fotógrafos no apuestan por cámaras de muchos megapíxeles sino que buscan otras características, lección que debería aprender Canon centrada en vencer a Nikon más por la guerra de los megapíxeles que por otras facetas como el ruido digital, los ISO altos, el autofoco, el gps,...
Entre las Nikon destacan sin duda la D3 como la cámara más usada seguida por la D300 y la D700 empatadas a muy poca distancia y todas ellas con un sensor de 12mpx. El resto de las cámaras de Nikon son residuales destacando dos usuarios que han presentado fotos con cámaras de película, la F100 y la FE2.
En el rango de cámaras Canon no se aprecia una supremacía clara salvo en la 5dII muy usada sobre todo en paisajes pero también en fauna pese a su lamentable autofocus que es su verdadero punto débil. Esta cámara con otro autofocus hubiera sido una superventas de Canon pero la empresa nipona no supo ver sus posibilidades. A continuación pero a mucha distancia vemos imágenes realizadas con la polémica Canon 1dIII  y las más antiguas pero buenas 5D de 12 mpx y la 40D de 10 mpx.
Hay una casi total ausencia de la Nikon D3x de 24mpx y la Canon 1DSIII de 21 mpx, quizá por su precio, quizá por la crisis, quizá por que no hacen falta tantos megapíxeles la mayoría de las veces. Lo que si se aprecia es una preponderancia del sensor de formato completo, el más próximo al antiguo formato 24*36. Llama la atención la escasa presencia de la 1dIV pese a ser una cámara habitual entre los usuarios de Canon.
En cuanto a la sensibilidad usada, la más usada es ISO200 seguido de ISO400 e ISO800. Destaca el escaso aprovechamiento de las características de Nikon en cuanto a los ISO altos pues por encima de ISO1000 sólo aparecen 11 fotos premiadas.
En cuanto a lentes sobresale como el objetivo más usado para fauna el 500mm f4, seguido del 600mm f4 y el 300mm f2,8. Se ven imágenes aún con el 400mm f5,6 sin estabilizar de Canon y se ven, menos de lo que se espera, imágenes realizadas con el 200-400mm f4 de Nikon y el 100-400mm f4,5-5,6 de Canon. Estas lentes populares, sin embargo, no aparecen casi entre las imágenes premiadas.
Nikon con bastantes imágenes seguido del 16-35mm f2,8 y 17-40mm f4, ambos de Canon.
El uso de convertidores y flash es relativamente escaso y, entre otras marcas, los fotógrafos de naturaleza usamos preferentemente trípodes Gitzo seguido de Manfrotto y cabezales de rótula tipo arca swiss pero elaborados por fabricantes como Kirk o Markins. También aparecen mencionados otros artefactos de marca Wimberley y Yonguo que se está convirtiendo en una marca de referencia.
La disciplina de fotografía subacuática, por su peculiaridad, presenta marcas no habituales en la fotografía de naturaleza.
Entre las herramientas o útiles menores usamos niveles de burbuja, , filtros degradados de marca Singh Ray, cables disparadores, cojines soporte para ventanillas de vehículo o visores de ángulo para determinadas tomas de posturas complicadas.
Al margen de este pequeño análisis el libro merece la pena por la impresionante calidad de sus imágenes. Nosotros siempre lo adquirimos en Oryx que es la tienda de referencia para comprar todo lo relacionado con la fotografía y observación de la naturaleza.


© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

Por fin toqué a la zorra

Aquel día marcó un antes y un después en mi vida personal. Me encaminaba como cada jornada a mi destino fotográfico pensando en nuevas toma...