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jueves, 19 de abril de 2012

Primeras imágenes de cachorros

Finalmente llueve en el occidente peninsular. La lluvia se ha hecho de rogar pero parece que, al menos al norte del Sistema Central, los campos han recibido suficiente agua para las cosechas y los pastos ganaderos. Otra cosa distinta son los ríos y las sierras que aunque han recibido nieve, esta puede no ser suficiente. En este contexto los días del mes de abril están siendo desapacibles, ventosos, húmedos e incómodos para la fotografía, obligándonos a utilizar abrigo y a estar mentalizados de que vamos a pasar cierta dosis de penurias. Así me acerqué ayer a la zona que estoy controlando de los zorros con la intención de comprobar de forma definitiva si los zorrines de la zorra número uno ya salían de su madriguera.
En relación con la zorra número dos me he apostado varias veces y no he vuelto a verla. Quizá haya cambiado de sitio también a la camada y estén ubicados en un emplazamiento más alejado pues parece que son capaces de desplazarse con los zorrillos hasta un kilómetro de su lugar de nacimiento.
Volviendo a la primera protagonista, esta zorra construyó durante el mes de enero una nueva guarida, a escasos metros de la del año pasado, pero últimamente la he visto siempre salir y entrar en la que usó como morada en el 2011. Parecía que el cubil más reciente había dejado de ser usado aunque tiene claras marcas de paso en el terreno fresco y recién escarbado. Es evidente que en algún momento ha decidido cambiar de ubicación a su prole.

Con cierta inseguridad por el mal tiempo que hacía, me aposté en una zona que permitía la visualización a la vez de ambas madrigueras con la intención de esperar el mayor rato posible. Al poco de iniciar la  espera mi cerebro ya me mandaba mensajes para que abandonara la tarea. Ya casi estaba a punto de tirar la toalla pues anochecía y francamente, con el tiempo que hacía, más valía que la zorra estuviera con ellos para darles calor. Sin embargo, finalmente la hembra salió de su refugio. La lluvia arreciaba y aunque era fina no dejaba de caer con insistencia empapando la dehesa.
Era un buen momento para probar la capacidad para altos ISO de la nueva cámara Canon EOS 5d Mark III adquirida en Fotocasión. Aunque llovía la zorra debió pensar que era el momento para desperezarse e iniciar sus andazas. Sus crías estarían refugiadas de las inclemencias del tiempo dentro de la madriguera.


Eos 5d Mark III, Objetivo EF 500mm f4 L IS, convertidor 1,4x III, Trípode
ISO automático 10.000 con exposición en TV + 2/3
1/1000 f5,6

De nuevo me sorprendió al salir del emplazamiento más antiguo. Allí se estiró y bostezó tranquilamente, sentándose para ver como la borrasca se abatía apaciblemente sobre la dehesa de su territorio.
La soledad del monte, el silencio de las aves y el ruido del viento ululando entre las copas de las encinas, convertía a la tarde de ayer en una entrañable vivencia. Allí estábamos la zorra y yo, al macho hace tiempo que no consigo avistarlo, cuando de repente apareció una cabecita entre las raices de la encina. Un valiente zorrillo se atrevió a salir por completo de la madriguera. Es la primera vez que los veo este año aunque por su tamaño ya habrán salido más de una vez pero yo no había conseguido avistarlos. Salió unos segundos y más tarde salió un segundo cachorro que, más tímido, se metió de inmediato en las profundidades de su madriguera. Sin embargo, el primer cachorro permaneció unos segundos fuera, al pie de su madre observando detenidamente los alrededores de su refugio.
Fueron unos breves segundos pero muy intensos y emocionantes. Aquí os muestro dos de las fotos del momento realizadas a 6400 ISO, un sensibilidad descabellada para esta cámara por las pruebas realizadas por mí. 





Sin embargo, dejaré para otro momento mis opiniones sobre la Canon EOS 5d Mark III de la que estoy elaborando un profundo test. 
Aunque el fabricante asegura que ha supuesto una mejora de 2 Ev con respecto a la EOS 5d Mark II tras probarla en el campo, que es realmente donde interesa y no en estudio donde la iluminación está más controlada, considero que como mucho es un paso de mejora el que se logra con respecto a la anterior cámara.
Otra circunstancia es el enfoque que ha mejorado sustancialmente pero del que todavía no tengo una opinión definitiva.

© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

martes, 3 de abril de 2012

Naturaleza sorprendente

Durante el inicio del celo y los meses posteriores mis observaciones de la pareja de zorros eran más o menos constantes gracias a mi conocimiento del corazón de su territorio. Conocía, tanto su horario, como las rutas o zonas de caza y bebederos, lo que me facilitaba encuentros semanales con ambos y también seguir con cierta asiduidad sus movimientos. Sin embargo, conforme la hembra ha ido engordando con el embarazo he notado un cambio en sus horarios y por supuesto en sus capacidades de caza. Esta ha llegado a permanecer reposando largo rato entre la vegetación o en las proximidades de la zorrera elegida  mientras observaba al macho cazando ratones o topillos. Su estado no le permitía grandes desplazamientos y la verdad, daba la sensación de estar realmente cansada o molesta con los zorrillos en su interior.
La tranquilidad en el territorio de los zorros me permitía disfrutar de estas escenas de familia pero, en algún momento imperceptible para mí, la hembra dejó de ser visible y no me dí cuenta de su desaparición constante hasta pasados unos diez días ya que tampoco conseguía avistar a la pareja todos los días que acudía a la zona de campeo. Así pasó algo más de una semana, hasta que en una acción de caza del macho, este, una vez atrapada la presa, me sorprendió llevándola en dirección contraria a la que yo esperaba. Tras cazar el roedor  yo esperaba que se desplazara hasta la zorrera que había visto excavar durante el mes de febrero para regalárselo a la hembra. Sin embargo, el macho optó por cambiar de dirección cruzar la pista que parte en dos su territorio, e internarse en una zona de encinar maduro que  ha sido desmochado y del que aún quedan multitud de ramas y ramón esparcidos para la alimentación del ganado en este año tan duro a nivel climatológico.


Hembra Uno ubicada en zorrera excavada.
Cámara Canon EOS 5D Mark III,  Zoom Canon EF 100-400mm f4,5-5,6 L IS USM.
A pulso. 1/1000 f5,6 ISO 8000

Rápidamente con los prismáticos giré en su busca y vi como casi desaparecía en la distancia. Cansado de seguir con la vista sus movimientos estaba a punto de tirar la toalla y bajar los brazos cuando me pareció ver una alucinación. El macho con su caza había desaparecido por la izquierda de mis prismáticos entre los robustos troncos de encina, pero a la derecha otro zorro surgía de la nada con actitud cariñosa, como las hembras en celo o los cachorros en busca de comida. La visión fue muy fugaz pues en la distancia los troncos gruesos del encinar se apiñan impidiendo o dificultando la observación pero me pareció identificar que la hembra con la comida que le había traído el macho, en la boca se había subido a una encina y desaparecido en ella. Una visión tan confusa y rápida que llegué a dudar de haberla vivido.
Tal y como os conté en el post anterior, parecía que la hembra finalmente había cambiado de madriguera y elegido una zona boscosa, menos pisada, y en la actualidad mucho más tupida gracias a las ramas desmochadas por el hombre. O al menos eso es lo que me decía mi cerebro que había observado. Casi convencido de mi visión he seguido visitando el nuevo territorio buscando la posible zorrera pero la abundancia de ramas y restos abandonados no me habían permitido encontrarla. Además siempre había partido de la premisa de buscar por el suelo en busca de restos de zonas excavadas. Así han ido pasando los días y he seguido cosechando fracaso tras fracaso pues los zorros se habían vuelto casi invisibles.
Tras diversos intentos fallidos una tarde noche, de regreso al vehículo, vi en la distancia el territorio primitivo en el que la hembra había excavado la zorrera que tenía controlada y con sorpresa pude disfrutar de una visión de la hembra intentando expulsar a una pareja de cuervos que sobrevolaban la zona. Los cuervos llegaron a bajar a unos cinco u ocho metros del suelo, difícil de calcular en la distancia, y la hembra daba saltos intentando sin éxito atraparlos. Estaba claro que ya había parido. Incluso uno de ellos se posó a escasos metros de la zorra lo que la hizo arrancarse a la carrera pero sin lograr su objetivo. Este comportamiento tan agresivo me extrañó pues, o tenía comida, o los cuervos sobrevolaban en el corazón mismo de su territorio, es decir la zorrera y ella pretendía expulsarlos.
Pero ¿como era capaz de reconocer el sexo del animal?. Muchas veces por su forma de orinar pero otras por las diferencias claras en su cola que podéis observar en las fotos que aporto en esta entrada.

Macho afectado por posible sarna y dueño del territorio de al menos dos hembras.
Cámara Canon EOS 5D Mark III,  Zoom Canon EF 100-400mm f4,5-5,6 L IS USM
A pulso. 1/640 f5,6 ISO 8000

Esta observación de la hembra hizo que la duda sobre la elección de la madriguera aumentara más aún y me decidí a reinstalar al cámara trampa con vistas a descubrir si la madriguera excavada estaba siendo usada, o no. Si la zorra había parido en ella tendría que aparecer tarde o temprano saliendo o entrando. Así pues y con el máximo sigilo y rapidez la coloqué en una encina cercana y pretendía dejarla dos o tres días pero tal era mi curiosidad que me planté en la zona al día siguiente en busca de mi respuesta. Allí mismo visioné los vídeos con tanta suerte que localicé de inmediato uno en el que la hembra entraba a la zorrera, no sin antes observar en todas direcciones en busca de alguna amenaza. Busque varios vídeos más adelante para ver cuando salía y no encontré ninguno, luego la hembra seguía en la zorrera a escasos metros de mi. Acababa de confirmar que la hembra y sus cachorros reposaban bajo tierra en el emplazamiento que esta había elegido en un principio. Rápidamente abandoné en silencio la zona y en casa disfruté frente al ordenador con la visión de esta zorra que, como si supiera que estaba siendo observada, dudó timidamente en entrar a su cubil.
Pero el macho seguía obstinadamente visitando el territorio en el que le había visto soltar la comida y situado casi un kilómetro más al oeste de la zorrera. Esto me ha desconcertado durante varios días hasta que finalmente llegó la solución.
Una tarde ventosa y húmeda me aposté a unos doscientos metros de la zona en la que me había parecido ver la entrega de la presa. Y casi al anochecer pude disfrutar de una de las visiones más impactantes que he tenido durante mi vida. Un zorro asomó repentinamente en lo alto de una encina hueca y arqueó su espalda en lo alto de la cruz del árbol para descender de forma rápida por el tronco vertical. A los pies de la encina se paró en seco y observó a izquierda y derecha, en todas direcciones. Me demostró su sexo al ponerse a orinar al mismo pie de su cubil. Parecía dispuesto moverse pero un golpe de viento o quizá algún roce de mi cuerpo la hizo ponerse alerta y con una urgencia inusitada trepó hábilmente por el tronco de la encina para desaparecer de nuevo por la cruz del árbol.
No se si la había molestado pues estaba a una distancia considerable de ella pero el caso es que desapareció y yo decidí irme con la certeza en mi mente de que me encontraba ante dos hembras con crías con sus cubiles situados a unos ochocientos metros uno del otro y probablemente fecundadas por el mismo macho. 

Macho en la encina elegida por la Zorra Dos para criar.
Cámara Canon EOS 5D Mark III,  Zoom Canon EF 100-400mm f4,5-5,6 L IS USM.
A pulso. 1/640 f5,6 ISO 10.000


Al llegar a casa empecé a buscar bibliografía y finalmente la enciclopedia de La Fauna Ibérica de Felix Rodríguez de la Fuente me dio la solución. Existen estudios realizados por diversos naturalistas, fuera de la península Ibérica, que demuestran la existencia de poligamia en determinadas poblaciones de zorros y yo me encontraba ante uno de estos ejemplos. 
Sin saberlo pensaba que se trataba de una sola hembra y como el territorio más favorable para la caza es un pastizal con roedores el macho cazaba allí y llevaba presas a una y otra hembras pensando yo que sólo había una pero finalmente mis observaciones de campo y la cámara trampa me han descubierto la realidad.
Esta sorprendente visión me ha obligado a replantear mis estrategia fotográfica y a repensar todo el trabajo, pues la hembra más esquiva es la que se ubica en la zorrera más atractiva, el tronco de la encina. Ya veremos  a ver como se desarrolla el trabajo fotográfico y si finalmente se puede hacer pero sin duda el trabajo de campo me ha resultado tremendamente enriquecedor para el conocimiento de este mamífero y por supuesto para mi disfrute personal. Ahora casi todos los días que salgo y en los lugares más diversos consigo avistar a última hora de la tarde algún zorro cazando en los prados húmedos o acudiendo al  bebedero. Las destrezas y los conocimientos aprendidos con el trío de zorros que he seguido desde enero me están facilitando grandemente la observación de zorros en muchos otros territorios y enclaves pues he acabado conociendo o deduciendo las preferencias de la especie por sus lugares de caza.
Esta faceta de la fotografía de naturaleza es quizá la que más me atraé y aunque la labor fotográfica es emocionante, no es nada comparable con el descubrimiento de las relaciones entre el ecosistema y los seres que lo habitan. 

Al margen quedan las fotos realizadas durante estos días en los que estoy probando la nueva Canon EOS 5d Mark III comprada en Fotocasión (muchas gracias Sergio por facilitarme una) y de la que intentaré hacer un informe extenso en breve pero siempre estará primero el trabajo de campo con la fauna y flora.


© Francisco M. Martín -  Imágenes Naturales




martes, 20 de marzo de 2012

Nuevos Retos

A falta de comprobarlo parece que la hembra de zorro ya ha parido pero, como suele ocurrir en la fotografía de naturaleza, ha cambiado por sorpresa las reglas del juego pues no ha usado la madriguera que tenía mejor preparada de tres que conocía. Parece que ha elegido para criar una zona próxima más boscosa en la que hay leña abandonada y en la que hace tiempo que no entran los seres humanos. 
Por allí se mueve la pareja pero es una zona de avistamiento complejo para el naturalista. Todo el trabajo fotográfico hay que recomponerlo rápidamente pues aún no he localizado la nueva madriguera. Habrá que dedicar varias sesiones de campo para trastear por la dehesa en busca de emplazamiento exacto donde ha parido y poder planificar posteriormente las tomas.
Mientras tanto aquí os muestro una postura en la que se quejaba de las patadas que los zorrenos le daban en el vientre.

EOS 5D Mark II, EF 500mm f4 L IS, monopie Gitzo

© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

martes, 13 de marzo de 2012

Hembra de zorro de caza por la dehesa

Este año parece que no quiere llover y las dehesas están en las últimas. Los pastos secos y los arroyos sin agua. Parece que los pronósticos para los próximos días dan algo de lluvia y puede que la primavera se acabe arreglando a nivel fotográfico y por supuesto para la gente del campo.
Los animales tienen también que hacer un esfuerzo añadido en busca de comida pues apenas hay alimento. Aquí os presento a la hembra de zorro que estoy siguiendo este año y que como podéis ver, le queda poco para parir. La encontré trotando por la dehesa en busca de ratones que pudiera haber escondidos entre las raíces de las viejas encinas.



Canon EOS 5d Mark II, EF 500mm F4 L IS, monopie Gitzo

© Francisco M. Martín / Imágenes Naturales

jueves, 17 de noviembre de 2011

Estornino negro en bebedero



© Francisco M. Martín


D7000 y zoom 200-400mm f4 VR I
1/250s f/8.0 ISO200 400mm (35mm eq:600mm)
Trípode Gitzo 1531 y rótula, flash de apoyo

miércoles, 5 de enero de 2011

Buitres y cámaras, una experiencia única

Durante la primavera del año pasado tuve la oportunidad de participar en varias carroñadas. Algunas sin éxito pero otras tremendamente productivas.
Gracias a la colaboración de la gente del campo localizamos emplazamientos adecuados para alimentar buitres y preparamos el escenario para cuando se produjera la ocasión de contar con la materia prima: un cadáver lo suficientemente atractivo para atraer a buitres leonados y negros.


El emplazamiento elegido en esta ocasión, en zona de dehesas, limita la aparición de otras aves carroñeras como el alimoche o incluso el águila real, que puede acudir a este tipo de alimentos, pero facilita la aparición de milanos, córvidos, etc.
Cada carroñada es una experiencia única e irrepetible por la magia de la concentración de un grupo de animales que interactúan en condiciones de supervivencia que recuerdan a lo que ocurre aún hoy en día en África. La pelea por los recursos alimenticios es un momento único para gozar de estas especies y por supuesto fotografiarlas.



El cúmulo de individuos y el tremendo dinamismo del momento hacen que algo que parece fácil es en realidad francamente difícil. Los encuadres, mediciones de luz, estar atento a cada pelea o a las más importantes,.... son los retos de este tipo de fotografía. Además hay que añadir que los buitres son poco madrugadores y tardan en llegar con lo que ya estamos cansados cuando llegan y más de una vez nuestro cerebro nos ha dado la orden de tirar la toalla y volver a casa. 



Pese a ello aguantamos y al final la naturaleza nos recompensa con una hora o más en compañía de estas grandes aves rapaces.
Nunca he tenido la fortuna de conseguir imágenes de carroñadas con el sol naciente por lo que muchas de las imágenes se desperdician por las condiciones de luz tan duras que se dan a mediodía. La instalación del emplazamiento es fundamental para conseguir las tomas con las mejores condiciones de luz posibles.




Respecto de las lentes es a la vez lo más fácil y lo más difícil. Un grupo de buitres desesperados por comer no reparará en nuestro hide si este ha sido montado aprovechando algún tronco de árbol o la sombra de una roca o arbusto. Por este motivo podemos tenerlos relativamente cerca lo que unido a su tamaño, permite que no necesitemos invertir en un teleobjetivo potente. La luz de mediodía favorece también que el objetivo no sea especialmente luminoso, pero el verdadero problema es la gran cantidad de tomas o momentos fotográficos con los que nos vamos a encontrar. Desde primeros planos y detalles a tomas de grupo e individuos en vuelo y otros aislados. Lo ideal entonces es un zoom del orden del 100-400 mm de Canon o 80-400 mm de Nikon. Las lentes estabilizadas pueden ser necesarias en algún momento pero no imprescindibles ya que dependeremos totalmente de nuestro trípode. Uno sólido y seguro y si es posible con rótula tipo Wimberley es la mejor opción para nuestro trabajo. En su defecto una rótula de bola será suficiente pero nos obligará a mantener nuestros brazos en tensión constante con el consiguiente cansancio.




Las fotos que aquí os muestro forman parte de un periodo de prueba en el que disfruté usando una cámara Nikon D300s. Soy usuario habitual de Canon desde que abandoné y vendí mi querida Nikon F5 a causa de las lentes estabilizadas y la aparición del 100-400 mm de Canon.
En la actualidad los tiempos han cambiado mucho y Nikon cuenta con un arsenal de lentes estabilizadas y aunque su 80-400 mm. no tiene motor y es peor ópticamente que el 100-400 de Canon, Nikon cuenta con la joya, en mi opinión, del 200-400 mm. VR f4. Desconozco por qué Canon no fabrica este objetivo pero sería un superventas como lo es en el ámbito de los usuarios de Nikon.





Este objetivo, que es el usé para estas imágenes, y la D300s son una combinación excepcional para un fotógrafo de naturaleza. Quedé francamente impresionado con el autofoco, del que Canon tiene mucho que aprender a día de hoy. Ni siquiera la EOS 1D Mark IV llega la nivel de la D300s, la cuarta hasta ahora en el ranking de las cámaras de Nikon. Por supuesto, la Nikon D3s que también probé, gracias a mi compañero y amigo Gaspar Domínguez, es aún mejor que la D300s.





Lo que no me gustó de Nikon es la interpretación del color que hace y la falta de software gratuito de calidad. Es verdad que se puede probar el Capture NX, ahora en la versión 2.2.6 pero, a diferencia de Nikon, Canon ofrece con sus cámaras el estupendo Digital Photo Profesional que poco a poco ha ido aportando mejoras y hoy en día lo considero como el mejor procesador de imágenes para las tomas realizadas con cámaras Canon.
Con Nikon podemos probar por supuesto, además del Capture NX, Adobe Photoshop en versión CS4 o CS5, Aperture si usamos ordenadores Apple, Adobe Lightroom, Capture One Pro 6 o Dxo, entre otros.




Lo carísimo del software dificulta tomar decisiones pero tras lo que he probado y usado y lo que he visto en la red me decanto para Nikon por el Capture One que consigue una tremenda calidad de las imágenes NEF Nikon, aunque con un trabajo más complejo que lo que podemos realizar con el DPP de Canon. Algo obvio y que todos conocemos es que el DPP o el Capture NX sólo procesan y visualizan las imágenes de su propia marca por lo que si usamos varias marcas de cámaras tenemos el problema de acceder a un software común a ambas o tenemos que instalar los software que facilita o vende cada fabricante.





Estas casas independientes de software pueden procesar cualquier marca y modelo de cámara con las debidas y periódicas actualizaciones.
El software de Nikon es lento (yo he probado la versión 2.2.4) , con una curva de aprendizaje muy grande y complejo de manejar, lo que hace que solo se recurra a él para conseguir determinados resultados que los otros programas no consiguen.






Volviendo a las cámaras, Nikon ha hecho sus deberes y aunque tiene un gran vacío entre los 12 y los 24 mpx que en la actualidad ha empezado a ocupar con cámaras del rango aficionado (D3100 y D7000) pero no en profesionales, es ahora mismo la mejor opción pues la marca japonesa fabrica cámaras de gran calidad y resistencia. Sus puntos fuertes son el sensor y la calidad de su autofoco, además de la calidad mecánica y las facilidades que incluye en las cámaras como el nivel electrónico (ahora Canon también lo incorpora) o su conexión, previo pago, a un gps para georeferenciar las tomas realizadas de forma automática.





A Nikon, sin embargo, le faltan objetivos estabilizados como el 300 mm f4, o con motor como el mencionado 80-400 mm o un 400mm f5,6, del que Canon cuenta pero hace años que no actualiza al no tener competencia. Pero Nikon es puntero en cuanto a lentes gran angulares y sobre todo por la calidad de los sensores que monta en sus cámaras a los que consigue sacar el máximo partido.
Canon, en cambio, ha perdido su reinado entrando en la carrera de los megapíxeles, cosa innecesaria para la mayoría de los fotógrafos. Una cámara con 14 a 16 mpx es capaz de conseguir, sin pérdida de calidad, ampliaciones de gran tamaño, incluso para una pared de una vivienda o eventos tan importantes como INTUR o FITUR.



Por otra parte, el aumento de megapíxeles lleva aparejado otros problemas de muy difícil solución, si no imposible, como la difracción y la trepidación además de encarecer nuestro equipo informático por la necesidad de más almacenamiento, más memoria y ordenadores más potentes.


Todas estas reflexiones, centradas en el ámbito tecnológico, surgen de mi experiencia con estos buitres pero la auténtica vivencia de una carroñada está al margen de las herramientas.  Hoy en día contamos con fantásticas cámaras impensables hace tan sólo 10 años por lo que no tenemos disculpa para salir y conseguir buenas imágenes.
Quedan grabados en mis sentidos los graznidos de los buitres, sus violentas peleas, el tremendo olor mezcla de la carroña muerta y el que traen y airean con sus aleteos las propias aves, el polvo que levantan,...
Lo dicho, una experiencia única que una vez que se acaba ya estás deseando repetir.

© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

Todas las imágenes D300s con empuñadura, 200-400mm. f4 VR, trípode Gitzo 1227 y rótula Wimberley. Hide.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los brazos de la dehesa




A lo largo de este año y durante los primeros meses del próximo, estamos exponiendo una serie de imágenes sobre la dehesa salmantina en varios municipios de la provincia de Salamanca. Son un total de treinta y dos obras que buscan resaltar los aspectos más llamativos de la dehesa, no sólo como paisaje ambiental, sino como ejemplo de un modo de vida y cultura auténticos y con una personalidad propia.
Su nombre, "Los brazos de la Dehesa", hace alusión a la poderosa fuerza de la encina como árbol representativo de este ecosistema amaestrado y vincula al árbol con la fuerza humana que ha sabido domesticar el bosque mediterráneo para crear una especie de ecosistema único en el que aún es posible la convivencia entre explotación y conservación.  


Este conjunto de imágenes es una pequeña muestra de las cerca de 300 que se pueden visualizar en el libro "LA DEHESA, Un emblema salmantino", publicado en marzo de 2010 por la Diputación de Salamanca y disponible en librerías y grandes centros comerciales.
La práctica totalidad de las fotografías se realizaron durante el año 2009 aunque se ha recurrido a tomas históricas o más antiguas para resaltar actividades como la trashumancia, hoy en día en desuso.



El esfuerzo que realizamos a lo largo del 2009 se ve recompensado por la tremenda calidad de la obra, en la que la Diputación de Salamanca, editora del proyecto, ha puesto todo su empeño con el fin de resaltar los valores de esta comarca, de límites difusos y paisajes humildes,  pero de gran relevancia en la provincia castellanoleonesa.
Acompañando a las fotografías contamos con la firma de tres escritores, José Manuel Gómez Gutiérrez, Teresa Majeroni Sánchez y  José Manuel Regalado, que han ubicado con sus textos, a nuestras imágenes, contribuyendo a retratar el entrañable paisaje charro.
La cultura de la dehesa no sólo se circunscribe a la provincia de Salamanca, sino que en cierta medida es internacional, pues podemos encontrar dehesas en Portugal y por supuesto en Extremadura, Andalucía, Castilla la Mancha y en menor medida en otras Comunidades Autónomas.


Este ecosistema domesticado por el hombre es un ejemplo único de la posibilidad de conseguir un desarrollo sostenible que produzca riqueza, compatibilizando la conservación de los paisajes, la fauna y la flora. Pese a ello ciertas amenazas se ciernen sobre las dehesas en forma de regadíos, campos de golf, sobreexplotación ganadera, centrales solares y urbanizaciones.


Sería deseable un compromiso más activo de nuestros dirigentes políticos a favor de la conservación no sólo de esta cultura sino también de sus habitantes, paisajes, fauna y flora.


© Francisco M. Martín - Imágenes Naturales

Imágenes realizadas con Canon Eos 5dII y Eos 50d, objetivos EF 17
-40mm f4 L, EF 24-105mm f4 L IS, EF 70-200mm f4 L IS, EF 300mm f4 L IS  y  EF 500mm f4 L IS.
Flashes Canon 580 EX II
Trípode Gitzo 1227, rótula Markins BH20

Por fin toqué a la zorra

Aquel día marcó un antes y un después en mi vida personal. Me encaminaba como cada jornada a mi destino fotográfico pensando en nuevas toma...