Finalmente conseguí avistar al zorro macho que, inquieto, se mueve de aquí para alla entre los territorios de ambas hembras. De todos modos y con la experiencia vivida, no me atrevo a decir que sólo haya copulado con dos hembras. Al menos ha copulado con dos hembras y ha conseguido que ambas lleven a término su gestación. Veremos si todo acaba igual y las camadas prosperan con lo que habría a finales de verano, diez zorros más en la zona.
El territorio del macho se distribuye por una dehesa abierta con una amplia zona de pastizal próxima a un regato que está casi seco pese a las lluvias -escasas- de esta primavera fría. El pastizal es un excelente refugio para topillos y ratones, el alimento que más les he visto cazar durante mis observaciones, aunque también han cazado aves.
Por su parte, la hembra número uno disfruta del pastizal y una pequeña mancha de encinas dispersas, pero es una zona muy abierta y desprotegida en la que se mueve inquieta por la ausencia de hierba. Comparten la pradera con un grupo de vacas moruchas que conviven con los zorros sin gran nerviosismo.
La hembra número dos, ocupa una zona alejada del pastizal y prefiere desenvolverse por el interior de la dehesa, con más pies de encina y zonas desmochadas en las que aún quedan ramas de encina podadas pendientes de recoger. Tiene cerca una charca con agua en la que seguramente beberá.
En este habitat me ha sido francamente difícil localizar la nueva zorrera de la hembra numero dos, pero por fortuna la inquietud de sus cachorros me dio la respuesta.
Desesperado por la falta de datos he pasado varias tardes buscando. No podían estar muy lejos pues aún no había visto a los cachorros de esta segunda zorra. Era posible que los hubiera perdido pero me resultaba extraño que un mamífero tan grande sufriera la totalidad de las bajas de su camada así que insistí e insistí hasta que una tarde con buena luz conseguí ver a lo lejos cinco bultitos corretones al pie de una majestuosa encina que se ubica a unos cien metros de la paridera conocida. Me acerqué y desde lejos pude disfrutar de nuevo de otra camada de zorros que eran alimentados por la hembra y que ansiosos, corrían de aquí para allá hasta desaparecer entre las raíces taladradas de este hermoso árbol.
De nuevo yo controlaba la situación y conocía el secreto de ambas familias.
He de decir que cuando empecé a primeros de año con este estudio tan sólo pretendía revivir la experiencia fortuita que disfruté el año pasado pero, conforme han ido pasando los días, me he ido enganchando a este "reality show" que me proporciona la naturaleza y siempre que tengo tiempo libre corro deseando de aprender más de este mamífero tan denostado pero tan inteligente.
Más tarde he accedido, de nuevo con el consentimiento el propietario de la dehesa, a la zona para poder disfrutar y tomar imágenes de los momentos más íntimos de esta camada.
Aquí os muestro algunas imágenes entrañables de la hembra y el macho (ya he comentado en otro post que el macho tiene sarna lo que es fácilmente distinguible en una de estas fotos) con los cachorros, tomadas con la nueva Canon EOS 5d Mark III que si algo ha mejorado es su autofoco aunque aún tengo pendiente redactar una revisión de esta cámara.