De
todos los mamíferos de la Península Ibérica ,
el lince es quizá, el más emblemático. Su fisonomía tan peculiar con las barbas
y los pinceles de sus orejas o su carácter valiente pero confiado, junto con su
escasez hacen de este mamífero uno de los más deseados por los fotógrafos y los
observadores de la naturaleza.
Desde
hace unos años son legión los fotógrafos y observadores que acuden o acudimos a
determinados puntos de la península por todos conocidos, con la intención al
menos de ver a este mamífero sino fotografiarlo. Muchos de nosotros hemos
tenido la inmensa fortuna de sentirlo cerca y observarlo con tranquilidad
aunque las fotografías son harina de otro costal pues muchas veces se enmascara
entre la vegetación o se presenta a horas imposibles o la distancia impone su
implacable límite para la fotografía.
Yo
me considero uno de los afortunados que pese a vivir lejos de las zonas de
distribución he podido verlo en repetidas ocasiones y disfrutarlo e incluso he
contado con un permiso fotográfico para acceder a zonas acotadas en las que se
trabaja más cómodo pues la fotografía de animales exige distancias cortas y
tranquilidad, circunstancia que muchas veces es incompatible con la
observación desde miradores pese a las nuevas tecnologías.
El
lince por lo tanto ha pasado de ser un mamífero invisible y casi desconocido a
ser la joya de la corona de los fotógrafos, especialmente del sur. Todos vemos
en Internet en páginas como fotonatura.org excepcionales imágenes de linces
De
haber estado a punto de extinguirse, en la actualidad se puede considerar que
la situación a cambiado y aunque los problemas sobre su conservación persisten,
el número de individuos sigue aumentando gracias a los ingentes
esfuerzos de las administraciones públicas, en especial la Junta de Andalucía, y el
personal tanto funcionario como contratado que permanece constantemente
trabajando en pro de esta especie.
Así
el lince está saliendo de su área de distribución original y en las zonas donde
quedó acantonado su abundancia es tal que el problema sobre su gestión no se
centra ya tanto en el número de individuos sino en encontrar áreas adecuadas
para la suelta y la expansión de los que ya han nacido tanto en cautividad, como
en libertad.
Este
es el verdadero problema de este país ahora. La gestión del territorio para
hacerlo compatible con la conservación de la fauna. Bajo la bandera de la crisis y la creación de empleo se están empezando a cometer desmanes que todos creíamos superados.
En
Doñana la especie ha pasado de contar con apenas 30 individuos a rondar ahora
los 70 de los que varios de estos se distribuyen fuera de las zonas protegidas
entre cultivos intensivos de frutales y fresas y rodeados por carreteras,
autovías y urbanizaciones.
Nuestras
especies amenazadas se enfrentan al dilema de adaptarse al nuevo modelo de
desarrollo urbanístico e industrial que no respeta nada o extinguirse. De nada
sirven los ingentes esfuerzos e inyección de dinero en la cría en cautividad o
en la alimentación suplementaria de especies como el Lince ibérico o el Aguila
perdicera si no van acompañados de medidas serias de protección total del
hábitat o de otra forma tendremos individuos de especies amenazadas malviviendo
en hábitats artificiales y segmentados.
Una
de las muestras del esfuerzo de voluntarios y trabajadores en defensa del lince
se puede ver en este enlace a la Estación Biológica de Doñana donde mediante
cámaras Web seguimos el proceso de cría en cautividad del lince en las instalaciones de
El Acebuche. Una suerte poder disfrutar de los momentos más íntimos de este mamífero gracias a las nuevas tecnologías, algo impensable hace apenas diez o quince años.
Por
mi parte os muestro una pequeña colección de fotos de lince realizadas a lo
largo de los años bien de forma planificada y estudiada, bien en encuentros
fortuitos con la especie todas ellas realizadas con cámaras Canon EOS 5D y EOS 5D II y lentes de la misma marca, fundamentalmente el EF 500mm f/4 L IS USM, a veces con convertidor 1,4x II.
Una entrada muy ilustrativa, con unas imágenes preciosas del rabón. Enhorabuena por el trabajo. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, ya sólo verlo es una emoción intensa que me provoca una sensación difícil de controlar. Como fotógrafo siempre me gusta estar cerca de la fauna y el lince tiene un magnetismo que engancha por su carácter arrogante pero sosegado, como de líder y no en vano es la cumbre de la pirámide trófica. Confío en que en unos quince años ya se puedan ver linces por el sistema Central bien entrando desde Portugal bien desde Extremadura. Un saludo cordial.
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